Si estás pensando en crear tu propia start-up y quieres que sea todo un éxito, deja de darle vueltas a la configuración del proyecto y céntrate antes de todo en la creación del naming. El nombre de tu futura empresa no se decide al final del proceso. Es decir, no es la guinda del pastel, sino que tiene que ser la base sobre la que la start-up construya su propia identidad y estrategia. Esta nueva forma de emprender está calando poco a poco dentro del mercado español, de ahí que muchos nuevos empresarios decidan contratar los servicios de empresas profesionales de naming y branding corporativo para salir adelante. Y es que el nombre es nuestra mejor – o peor, dependiendo de la elección que hagamos – carta de presentación.

¿Cuál es el proceso a seguir por una empresa de naming?

Por norma general, las empresas que se dedican profesionalmente a la creación de namings tienen su propio librillo mágico. Cada una sigue unas técnicas metodológicas diferentes de las otras, pero siempre atendiendo a un mismo patrón. Así, habitualmente el proceso de creación de un nuevo nombre de marca no tarda más de unos 15 o 20 días, en los que los miembros de un equipo se encargan de proponer y filtrar hasta 5.000 namings. ¡Toda una locura!

Y siempre se realiza el proceso apoyándose tanto en herramientas propias como externas, tal y como pueden ser las bases de datos de nombres de marcas ya registrados o un registro jurídico para evitar posibles disputas legales en el futuro. ¡Hasta se contratan a poetas para que estudien la sonoridad y semántica de las palabras escogidas!

¿Por qué es importante que un emprendedor escoja un buen naming?

Sencillamente porque es lo que nos va a distinguir de todos los demás competidores que luchan con nosotros por hacerse un hueco en el mercado. Parece mentira, pero las personas somos muy intuitivas cuando desconocemos algo. Por eso es importante escoger un naming que aporte algo distinto a los demás, y para ello es necesario estudiar no sólo los requerimientos legales y lingüísticos. También importan los significados culturales que puedan tener determinadas palabras y hasta su sonoridad. Ejemplos de esos hemos vivido muchos a lo largo de los años, como lo que ocurrió con el archiconocido Mitsubishi Pajero, uno de los automóviles estrella de la marca en su país de origen pero que tuvo que cambiar de nombre de forma drástica al aterrizar en los países de habla hispana.

Si no quieres que te ocurra algo parecido, tómate en serio el nombre de tu marca y empieza a gestionarlo ya para evitar posibles problemas en el futuro. Además, la originalidad es actualmente uno de los aspectos mejor valorados por el público.