Los business angels, aquellos que invierten en startups mediante capital personal sin recurrir a terceros ni formar parte de fondos de inversión, se han convertido en una figura cada vez más habitual dentro del ecosistema emprendedor español. En este post os traemos un análisis de las cifras extraídas del Informe Business Angels AEBAN 2017 elaborado, como siempre, con la colaboración de IESE Business School. El estudio se ha elaborado a partir de entrevistas individualizadas con más de 400 business angels en activo en el territorio español.
El perfil de los business angels españoles
Los datos confirman lo que ya sabíamos, que el perfil de estos «padrinos» es el de un hombre (tan solo el 8% son mujeres), joven (el 48% tiene menos de 44 años), con poco recorrido (más de la mitad tiene menos de cinco años de experiencia) y, siguiendo la misma tónica que el año pasado, interesados en los proyectos tecnológicos (el 72% invierte en empresas de origen digital). Este tipo de operaciones se concentran en los grandes motores económicos de España, Madrid y Barcelona. Entre ambas aglutinan casi el 70% de la inversión ángel en España.
Un 11,3% de los mismos fueron antes emprendedores; conocen bien el sector y se mueven en sus círculos. Un 29% invirtió porque se lo recomendaron socios o amigos, un 7% dio el paso porque le llegó financiación de un business angel en su etapa como emprendedor… No suelen actuar solos; un 85% reconoce haber convertido con otros ángeles.
El aspecto menos transparente de la inversión ángel
Las cantidades que desembolsaron el conjunto de los inversores durante al año pasado se movieron en una horquilla entre los 5.000 y los 5 millones de euros. No existe una gran diferencia con el informe del año anterior, aunque es cierto que los datos se han polarizado ligeramente. Tanto los inversores que dedicaron menos de 100.000 euros a estos proyectos como los que destinaron más de 500.000 crecieron respecto a 2015 (4,3% y 6,14% más, respectivamente). Sea como fuere, las cantidades en las que se mueve este segmento en España se mantienen hoy muy alejadas de mercados punteros como Estados Unidos o Reino Unido.
Según el informe, la valoración media que se realiza en España de una empresa en fase semilla (la primera de todas) es de 800.000 euros. Este valor se duplica cuando la empresa se lanza al mercado y se convierte en una startup que genera resultados visibles. En Estados Unidos, la valoración media de este tipo de compañías es de 4.350.000 millones. En este sentido, el estudio pone de manifiesto que no existen criterios objetivos a la hora de valorar una nueva compañía, un factor que repercute en las rondas de financiación. José Herrera, presidente de AEBAN, opina que la valoración a la que se realizan estas inversiones es uno de los aspectos «menos transparentes de la inversión ángel». Por ello, reclama un programa público de valoración de startup como el que cuenta desde hace varios años el Reino Unido para evitar que se produzcan valoraciones equívocas.
La a veces «complicada» relación entre inversor-emprendedor
El estudio deja patente que los dos motivos más frecuentes de ruptura están relacionados con la relación entre inversor y equipo directivo. El primero hace referencia a la capacidad de gestión. Y es que los seis meses de media que dura el proceso para cerrar una ronda son también un periodo clave para que el inversor conozca a fondo cómo se dirige la empresa en la que va a depositar su confianza. En muchas ocasiones, esta forma de dirección no cumple sus expectativas.
El segundo caso es mucho más emocional y se refiere a la relación entre ambos, a la confianza que se tengan mutuamente y las sensaciones que haya transmitido la compañía al inversor. Los negocios son los negocios, estamos de acuerdo, pero la afinidad personal también supone un aspecto determinante en estos tratos, según los datos del informe.
Cuando la negociación entre mentor-padrino y emprendedor llega a buen puerto, el inversor puede llegar a integrarse en el organigrama de la empresa. Sin embargo esta práctica solo se produce entre el 5 y el 25% de los casos. Y es que los emprendedores prefieren obtener consejos y contactos antes que un nuevo directivo que intervenga en las decisiones de la compañía. Además de una importante fuente de financiación , en muchos casos estos inversores acaban convirtiéndose en consultores personales de estas nuevas empresas.
Fuente: ABC.es.
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